Derviches giróvagos

En 2012, al preparar mi primer viaje a Estambul, pensé en reservar una entrada online para asistir a un espectáculo de derviches en la zona de Sultanahmet, Whirling dervishes at Kızlarağası Mehmet Ağa Medresesi Culture and Arts Center. La Kızlarağası Mehmet Ağa Medresesi se encuentra en una bocacalle de Divanyolu, en la calle Hoca Rüstem nº 6. Me parecía bastante caro (unos 23 euros por persona) pero pensé que valdría la pena.

Un día, metiéndome en foros, leí en uno de ellos que en Estambul no hay derviches auténticos y que es mucho mejor ir a un sitio que está cerca de la Mezquita Azul, en el Bazar Arasta. Se llama Restaurante Cafetería Mesale. La comida, por lo visto, no es gran cosa pero te puedes sentar, tomar algo, fumar un narguilé, y ver gratis a un derviche o a varios. Están todas las noches, a partir de las 20:00.

Por lo tanto, en las Navidades de 2012, una noche, fui a Mesale a las 20:00, tomé algo de beber y vi bailar a un derviche. Fue una buena  experiencia y, aunque era evidente que el derviche no era auténtico, lo hizo bastante convincentemente. Y los camareros de este restaurante-cafetería fueron muy simpáticos.



En posteriores viajes a Estambul me informé de que, de todos los sitios donde se puede asistir a una Ceremonia de la Sema o de los derviches giróvagos, el mejor y el más auténtico de la ciudad es (o parece ser) la tekke Galata Mevlevihanesi. Una tekke es un lugar donde musulmanes sufíes rezan juntos y siguen los rituales del sufismo; allí se imparten también enseñanzas del Corán, de sufismo y de otros temas relacionados. Los derviches giróvagos son discípulos de un gran  místico y poeta musulmán del siglo XIII llamado Mevlânâ Celâleddîn-i Rûmî. Durante siglos, esta rama del sufismo se extendió por toda Turquía convirtiéndose en uno de los símbolos de la nación. Sin embargo, en 1925, el presidente Mustafa Kemal Atatürk ordenó su disolución como resultado de sus políticas de secularización del paí. Desde que Turquía se abrió al turismo, nuevamente hay derviches o pseudo-derviches otra vez.

Aparte de la ceremonia de los derviches, la
tekke Galata Mevlevihanesi alberga, también, un museo acerca de los sufíes discípulos de Mevlana o mevlevíes.



El 24 de diciembre de 2017, domingo, decidí asistir a la Ceremonia de la Sema en esta tekke. Me había informado de los horarios y había contactado con los que lo organizaban, los cuales me habían asegurado que habría ceremonia ese día.

Había leído que sólo actúan los domingos a las 17:00 pm, que había que llegar una hora antes a comprar los billetes, que sólo los vendían ahí en ese momento y que había que pagar en efectivo. Llegué a las 16:00. En la puerta había unas veinte o treinta personas muy enfadadas porque no les dejaban entrar. Un hombre joven con barba que estaba detrás de una mesa, en la calle junto a la puerta, vendía billetes para la semana siguiente. Le pregunté qué pasaba y sólo me dijo que no había sitio ya. Intenté explicarle que me habían informado de que sí que iba a haber pero me contestó que, si quería, podía comprar un billete para la semana siguiente, que ese día ya estaba todo vendido. Poco después, un guardia de seguridad abrió la verja y unas personas que debían haber conseguido la entrada de alguna manera pasaron.



En diciembre de 2018 decidí volver a intentarlo. Esta vez me informé mejor y vi en una página web que hay que comprar los billetes el mismo día de la ceremonia, delante de la tekke, entre 12:00 y 13:00. Otra opción era hacerlo online a través de la empresa Biletix, pero en mi caso no funcionó porque no se ofrecían billetes para el fin de semana que yo iba a estar en Estambul. Sólo me quedaba la primera opción.

El 23 de diciembre de 2018 llegué a la tekke poco después de las 12:00 de la mañana. De nuevo, había una mesa en la calle, delante de la puerta principal, y un hombre vendía las entradas. No había nadie más.  Me costó menos de un minuto sacar mi entrada (valió 70 liras, tuve que pagarla en efectivo y no estaba numerada).

Volví por la tarde, una media hora antes de las 17:00. Esta vez sí que había una buena cola. Pero no hubo que esperar mucho y pronto pudimos entrar, después de que dos personas en la puerta principal comprobaran la validez de los billetes.

Se entra por un pequeño callejón enlosado que tiene un antiguo edificio a la derecha, donde se compran los billetes del museo, y un pequeño cementerio a la izquierda con türbes de personajes importantes pertenecientes al movimiento sufí de los derviches giróvagos. El callejón da paso a un patio muy amplio con un sebil, una fuente de mármol muy antigua pegada a uno de los edificios. En medio del patio se encuentra un edificio rectangular de madera pintada de blanco donde se lleva a cabo la ceremonia.

Dentro del anterior edificio se encuentra la Sala Principal. Tiene forma octogonal. Hay dos pisos sostenidos por pilares y por columnas, de capitel jónico abajo y de capitel corintio arriba. Justo enfrente de la entrada, al otro lado del octógono, en el piso inferior, hay un mihrab en el centro y un mimbar a su izquierda. El piso superior tiene celosías. El suelo es de madera clara. La sala es muy alegre y colorida, y está coronada por una gran cúpula de estilo barroco.

Había bastante gente pero fue fácil entrar y encontrar asiento. Dentro de la sala octogonal, anduve hacia la izquierda hasta sentarme justo al lado del mihrab. Desde allí se puede ver enfrente, encima de la entrada, un balcón, sin celosía, donde permanecen los músicos y los que cantan.



La Ceremonia de la Sema está dividida en 7 partes:


1. Entran los derviches poco a poco y, también, los músicos. Los primeros se quedan abajo y los segundos se sitúan en el balcón del segundo piso. Todos ellos rezan durante unos momentos.

2. Hay un toque de tambor que simboliza el Orden Divino.

3. Suena una música instrumental improvisada con un tipo de flauta llamada ney. Representa el Aliento Divino.

4. Los derviches se saludan unos a otros mientras andan en círculo tres veces. Todo ello se acompaña de una música llamada peşrev. Simboliza el saludo de un alma a otra alma, escondidas tras los ropajes, las formas y los cuerpos.

5. La Ceremonia en sí, lo que ha dado fama a los derviches, tiene lugar durante esta parte. Hay cuatro partes o saludos en los que los derviches giran armónicamente delante del Creador. Todo lo que hacen tiene un sentido trascendental y místico: la postura del cuerpo, de las manos, de la cabeza, la dirección de los giros, el movimiento de los pies... A la vez, los músicos tocan sus instrumentos y cantan.



6.  Lectura de una sura del Corán.



7. Finaliza la ceremonia con una oración por la paz de todas las almas, las de los profetas y las de todos los creyentes. Después, completamente en silencio y uno a uno, salen los derviches de la sala haciendo una pequeña reverencia. Los músicos salen también.

Fue todo impresionante, de principio a fin, mucho más interesante de lo que pensaba. La gente no respiraba. En sí duró algo menos de una hora. 



Me quedé con ganas de volver, así que intenté reservar entradas para el 8 de marzo de 2020 a través de Biletix. Pensé que sería fácil, pero no. Además había que recoger las entradas en algún sitio de Estambul unos días antes y, al precio que señalaba, había que añadir también la recogida de las entradas y la reserva. No era una fortuna pero llegué a la conclusión de que sería mucho más fácil y barato in situ. Y así fue. Fui un día antes, el sábado 7 de marzo hacia las 12:00, pagué al señor que estaba en la mesa al lado de la puerta y eso fue todo.

El día 8, el domingo, fue algo atípico porque la policía cerró todos los accesos a la calle Istiklal. Esto supuso que nos costó mucho más llegar a la tekke de lo que pensábamos. Llegamos casi a las 17:10, es decir, casi 10 minutos tarde; pero no fuimos los únicos. Quizás los organizadores sabían lo que había ocurrido y decidieron empezar a las 17:10. Es decir, que afortunadamente no nos perdimos nada.

Como la vez anterior, el espectáculo fue una maravilla. Nadie hablaba. Todo el mundo estaba como hipnotizado.



El 26 de diciembre de 2022, por la tarde, estuve en la tekke de Pir Nûreddin Cerrâhi, en el barrio de Karagümrük. Me había informado de que, en Estambul, en esta tekke, se practica el sufismo de forma seria, no como espectáculo para turistas sino como un espacio para sufíes y personas interesadas en participar en ese tipo de espiritualidad.

Llegar allí fue muy sencillo. Desde Edirnekapı es sólo un paseo de entre 10 y 15 minutos. Se pasa al lado de la Mezquita de Mihrimah Sultan, del Hamam de Mihrimah Sultan y de la antigua cisterna bizantina de Aecio (el actual Estadio Vefa del Club Deportivo Karagümrük). 

La tekke se encuentra en la calle Nurettin Tekke Sokağı nº 13 en un edificio muy sobrio, de color blanco. La puerta estaba abierta y pude entrar sin problemas. Hay un pequeño pasillo junto al cual hay una sala con varias tumbas. Al final del pasillo se llega a un patio con una elaboradísima fuente de abluciones blanca y un árbol enorme. El patio está rodeado de edificios de madera. Hay también una caseta en donde se encontraba un guardia de seguridad. Vi que me miraba y fui directamente a preguntarle si podía unirme a la ceremonia sufí. Me dijo que no había ningún inconveniente en que pasara.

Entré por el lado de los hombres, me quité los zapatos y los dejé en una pequeña habitación a cargo de un señor mayor muy amable. Después cambié de opinión y le dije a este hombre que los metería en una bolsa y no se molestó para nada. 

Una vez dentro de la sala de oración, me senté en una esquina y estuve contemplando y escuchando lo que hacían y decían. Alguno me miró con curiosidad pero, en general, todo transcurrió con mucha naturalidad. Permanecí unos 45 minutos hasta que, de repente, los participantes en la ceremonia empezaron a levantarse y a sentarse alrededor de unas mesas donde había cubiertos, pan y agua. En ese momento pensé que ya no podía quedarme más allí porque esa comida o cena era evidentemente algo muy privado entre ellos. En realidad, tuve la sensación en todo momento de que me había metido en un lugar al que no pertenecía, aunque amablemente me hubieran dejado permanecer allí, junto a ellos. Y me sentí (y me siento) muy agradecido por ello. Me levanté lentamente, sin hacer ningún ruido y me fui.

En ningún momento saqué mi máquina para hacer fotos del interior durante la ceremonia. Sólamente, al salir, consulté al guardia de seguridad si podía fotografiar el patio y las tumbas de la entrada y me dijo que sí.

2 comentarios:

  1. Sevgili Luis, Turkiyenin guzelliklerini bu kadar güzel anlattigin için sana yürekten çok teşekkür ederim. Güngör.

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    1. Sevgili Güngör,
      Sen biliyorsun ki İstanbul için çıldırıyorum. Benim için Türkiye hakkında yazmak ve konuşmak bir zevk.
      Sana da yürekten çok teşekkür ederim.
      Luis

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